Emisión de dióxido de
carbono, por país, en millones de toneladas. En Wikimedia Commons (click para agrandar).
El tiempo se agota según alerta de los científicos. Un estudio de la UE revela
la urgencia de decisiones firmes y eficientes para frenar las emisiones
contaminantes.
En lo que respecta a la
reducción de las emisiones contaminantes, el tiempo se agota. Un estudio de la
UE que es el primero que incluye los cinco principales contaminantes
atmosféricos que se sabe que repercuten negativamente en la salud humana, ha
revelado que si no se modifican las prácticas actuales, en 2050 la población
mundial se verá expuesta a un deterioro de la calidad del aire, lo que constituirá
un grave riesgo para su salud. Los científicos alertan de la necesidad de
aplicar medidas decididas y eficientes de una vez por todas.
En lo que respecta a la
reducción de las emisiones contaminantes, no es momento de cábalas; la
situación debe cambiar. El tiempo se agota, según corroboran los nuevos
indicios publicados en un estudio financiado por la Unión Europea y realizado
por la Unión Europea de Geociencias (EGU).
Según esta investigación, en 2050 la población mundial se verá expuesta a un deterioro de la calidad del aire si no se modifican las prácticas actuales.
Los autores del estudio, procedentes de Chipre, Dinamarca, Alemania, Italia y Arabia Saudí, anticipan en un artículo publicado en Atmospheric Chemistry and Physics -la revista de la EGU- que en 2050 (es decir, en tan sólo 40 años) el ciudadano medio mundial vivirá en un ambiente de contaminación atmosférica similar al que ya sufre en la actualidad el ciudadano medio del Este asiático.
La contaminación atmosférica constituye un grave riesgo para la salud que no hará sino empeorar a medida que se intensifica la actividad industrial.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en la actualidad la contaminación atmosférica en el exterior en las zonas urbanas es la causante de 1,3 millones de defunciones cada año.
Los autores del presente estudio analizaron el impacto de las emisiones antropogénicas sobre la calidad del aire en el caso de que se mantengan las tendencias pasadas de emisiones y no se apliquen nuevas medidas de reducción de la contaminación atmosférica y contra el cambio climático.
Realizaron cálculos de la calidad del aire en 2005, 2010, 2025 y 2050 empleando una modelización de la composición química de la atmósfera basada en una formulación matemática básica con el fin de predecir la meteorología y la composición química de la atmósfera.
En palabras de uno de los autores del estudio, Greet Janssens-Maenhout, de la sede en Italia del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea: “En la actualidad las negociaciones sobre el clima posteriores al Protocolo de Kyoto progresan con lentitud y no está claro cómo evolucionarán las políticas en materia de calidad del aire. En las regiones donde se registra crecimiento económico, podría resultar menos efectivo introducir medidas de reducción de las emisiones, dado el fuerte crecimiento de la actividad en determinados sectores. Por su parte, en los países afectados por la recesión económica, es posible que en los próximos años resulte difícil implantar medidas caras dedicadas a proteger la calidad del aire”.
Según esta investigación, en 2050 la población mundial se verá expuesta a un deterioro de la calidad del aire si no se modifican las prácticas actuales.
Los autores del estudio, procedentes de Chipre, Dinamarca, Alemania, Italia y Arabia Saudí, anticipan en un artículo publicado en Atmospheric Chemistry and Physics -la revista de la EGU- que en 2050 (es decir, en tan sólo 40 años) el ciudadano medio mundial vivirá en un ambiente de contaminación atmosférica similar al que ya sufre en la actualidad el ciudadano medio del Este asiático.
La contaminación atmosférica constituye un grave riesgo para la salud que no hará sino empeorar a medida que se intensifica la actividad industrial.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en la actualidad la contaminación atmosférica en el exterior en las zonas urbanas es la causante de 1,3 millones de defunciones cada año.
Los autores del presente estudio analizaron el impacto de las emisiones antropogénicas sobre la calidad del aire en el caso de que se mantengan las tendencias pasadas de emisiones y no se apliquen nuevas medidas de reducción de la contaminación atmosférica y contra el cambio climático.
Realizaron cálculos de la calidad del aire en 2005, 2010, 2025 y 2050 empleando una modelización de la composición química de la atmósfera basada en una formulación matemática básica con el fin de predecir la meteorología y la composición química de la atmósfera.
En palabras de uno de los autores del estudio, Greet Janssens-Maenhout, de la sede en Italia del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea: “En la actualidad las negociaciones sobre el clima posteriores al Protocolo de Kyoto progresan con lentitud y no está claro cómo evolucionarán las políticas en materia de calidad del aire. En las regiones donde se registra crecimiento económico, podría resultar menos efectivo introducir medidas de reducción de las emisiones, dado el fuerte crecimiento de la actividad en determinados sectores. Por su parte, en los países afectados por la recesión económica, es posible que en los próximos años resulte difícil implantar medidas caras dedicadas a proteger la calidad del aire”.
La contaminación del aire se
agravará mucho en Europa
Los resultados obtenidos muestran que, si no se interviene, en 2025 y 2050 la población del Este asiático estará expuesta a niveles elevados de contaminantes como el dióxido de nitrógeno y el dióxido de azufre. En cambio, en la zona norte de la India y en la región del Golfo Pérsico se producirá un incremento acusado de la concentración de ozono.
El estudio destaca asimismo que la contaminación del aire se agravará notablemente en Europa y Norteamérica, pero en mucha menor medida que en Asia, gracias a las políticas de mitigación aplicadas en las últimas dos décadas.
Se trata del primer estudio de esta clase en incluir los cinco principales contaminantes atmosféricos que se sabe que repercuten negativamente en la salud humana: PM2,5, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, ozono y monóxido de carbono.
Los científicos tuvieron en cuenta los contaminantes liberados a raíz de actividades humanas y también los que se producen de forma natural, como el polvo del desierto, el aerosol marino y las emisiones volcánicas.
Urgen las acciones decididas y efectivas
Este estudio internacional concluye que se necesitan “acciones decididas y más legislación efectiva para evitar el deterioro drástico de la calidad del aire, que puede ejercer efectos graves en la salud humana”.
El autor principal de la investigación, Andrea Pozzer, perteneciente al Instituto Max Planck de Química (Alemania), declaró: “Hemos demostrado la necesidad de contar con más legislación con la que controlar y reducir las emisiones de origen humano, sobre todo en el este de China y el norte de la India, para evitar que se formen puntos con niveles muy elevados de contaminación del aire”.
El estudio se realizó con el apoyo de varios proyectos financiados por la Unión Europea: C8 (“Computación consistente del continuo química-nube y del cambio climático en Chipre”), financiado con una subvención avanzada (Advanced Grant) del Consejo Europeo de Investigación (CEI) por valor de 2.196.000 euros; CIRCE (“Investigación sobre el cambio climático y su impacto: entorno mediterráneo”), que contó con una financiación de 10 millones de euros concedida en virtud del área temática “Desarrollo sostenible, cambio global y ecosistemas” del Sexto Programa Marco (6PM); Edeisa (“Red Europea Distribuida y Ampliada para las Aplicaciones de Supercomputación”), financiado con siete millones de euros al amparo del área temática “Infraestructuras de investigación” del 6PM; y el proyecto sucesor de Edeisa en el Séptimo Programa Marco (7PM), DEISA2 (“Red Europea Distribuida para las Aplicaciones de Supercomputación 2”), dotado con una subvención de 10.237.000 euros por medio del tema “Infraestructuras de investigación” del 7PM.
Los resultados obtenidos muestran que, si no se interviene, en 2025 y 2050 la población del Este asiático estará expuesta a niveles elevados de contaminantes como el dióxido de nitrógeno y el dióxido de azufre. En cambio, en la zona norte de la India y en la región del Golfo Pérsico se producirá un incremento acusado de la concentración de ozono.
El estudio destaca asimismo que la contaminación del aire se agravará notablemente en Europa y Norteamérica, pero en mucha menor medida que en Asia, gracias a las políticas de mitigación aplicadas en las últimas dos décadas.
Se trata del primer estudio de esta clase en incluir los cinco principales contaminantes atmosféricos que se sabe que repercuten negativamente en la salud humana: PM2,5, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, ozono y monóxido de carbono.
Los científicos tuvieron en cuenta los contaminantes liberados a raíz de actividades humanas y también los que se producen de forma natural, como el polvo del desierto, el aerosol marino y las emisiones volcánicas.
Urgen las acciones decididas y efectivas
Este estudio internacional concluye que se necesitan “acciones decididas y más legislación efectiva para evitar el deterioro drástico de la calidad del aire, que puede ejercer efectos graves en la salud humana”.
El autor principal de la investigación, Andrea Pozzer, perteneciente al Instituto Max Planck de Química (Alemania), declaró: “Hemos demostrado la necesidad de contar con más legislación con la que controlar y reducir las emisiones de origen humano, sobre todo en el este de China y el norte de la India, para evitar que se formen puntos con niveles muy elevados de contaminación del aire”.
El estudio se realizó con el apoyo de varios proyectos financiados por la Unión Europea: C8 (“Computación consistente del continuo química-nube y del cambio climático en Chipre”), financiado con una subvención avanzada (Advanced Grant) del Consejo Europeo de Investigación (CEI) por valor de 2.196.000 euros; CIRCE (“Investigación sobre el cambio climático y su impacto: entorno mediterráneo”), que contó con una financiación de 10 millones de euros concedida en virtud del área temática “Desarrollo sostenible, cambio global y ecosistemas” del Sexto Programa Marco (6PM); Edeisa (“Red Europea Distribuida y Ampliada para las Aplicaciones de Supercomputación”), financiado con siete millones de euros al amparo del área temática “Infraestructuras de investigación” del 6PM; y el proyecto sucesor de Edeisa en el Séptimo Programa Marco (7PM), DEISA2 (“Red Europea Distribuida para las Aplicaciones de Supercomputación 2”), dotado con una subvención de 10.237.000 euros por medio del tema “Infraestructuras de investigación” del 7PM.
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